sábado, mayo 22, 2010

Un sueño.

Leyendo post viejos me dieron muchas ganas de escribir. Tengo que revivir este blog que agoniza de alguna manera. Hoy escribiré sobre uno de los sueños mas vívidos que he tenido y que aun recuerdo bien.

Estaba yo en la micro que me llevaba a mi casa. Tomaba el Tacubaya en periférico todos los días cuando iba en la prepa. Y de pronto se subió una chica. De mi edad (en esas épocas tenia 16 o 17 años), blanca, pequeña, cabello negro. Vaya el tipo de chica que siempre me ha encantado. Empezamos a hablar (lo cual es raro porque siempre me ha costado trabajo iniciar una conversación con una chica) y reir. Para mis adentros deseaba que no se bajará pronto de la micro. Y así fue, se bajo en el mismo lugar que yo me bajaba, pero tomo un puente (que en la realidad no existe) que cruzaba el periférico mientras que yo tomaba otro camino para ir a mi casa. Nos despedimos y cada quien siguió su camino.

En la siguiente escena del sueño, me encontraba con ella en una fiesta. El lugar era muy curioso, pues era en el piso de arriba del restaurante, pero en mi cabeza era otro lugar. Cuando la vi, ella me vio y se acerco, y seguimos platicando con la misma facilidad con la que lo hicimos cuando estábamos en la micro.

Fue en ese momento que me desperté, ya era de mañana, pero yo quería seguir durmiendo, vamos, el sueño no podía terminar ahí. Así que me volví a dormir, y a fuerza de concentrarme logré volver al mismo lugar del sueño. Sólo que ahora, ella estaba triste, sentada en el piso. Me acerque a consolarla. No recuerdo porque lloraba, pero después de un rato nos dimos un beso, muy tierno y bonito (era un adolescente no jodan). En ese momento me dijo su nombre y vi como se fue alejando rápidamente de mi y todo se tornaba oscuro. Mi papá me despertó para desayunar (en esas épocas, mi papá me despertaba mandando a la tufz y si no me despertaba inmediatamente terminaba con toda la cara babeada).

Toda la mañana estuve tratando de recordar el nombre y lo único que recordaba es que terminaba con ana... Después de días de pensarlo, llegué a la conclusión de que mi subconsciente me había jugado una muy mala broma con eso. Piensen en la cantidad de nombres que terminan con ana, son un chingo. Además, después de casi de 10 años del sueño. No he tenido una sola novia cuyo nombre termine con ana, es más, ni me ha gustado una que recuerde. En esos años si me obsesione con encontrar a alguna, pero la verdad... buscar patrones en los nombres de la pareja es una reverenda pendejada. Que es muy cierto que unos nombres gustan mas que otros, pero con los años eso ya me importa poco.

2 comentarios:

Violette dijo...

:)

ken dijo...

he de admitir que he pecado de encontrar patrones en mujeres. afortunadamente, el patrón se rompió.

y al final, qué culpa tendrían de sus nombres? :P