viernes, julio 03, 2009

Come as you are

Por fin se acabaron las campañas. Sólo falta esperar hasta el domingo y ver la triste realidad... No soy muy optimista al respecto.

Desde hace unos dias he estado en la disyuntiva de anular mi voto o aplicar el voto útil.

El primero es puramente idealista, ya que no hay una legislación al respecto... ¿Cómo es que seguimos creyendonos tan democráticos si no tenemos la opción de cambiar las cosas anulando el voto? Yo lo admito, llevo años promoviendolo, pero es mas por principios que porque realmente crea que significará en algo sustancial. Dicen por ahí que el voto nulo estará por ahi de entre 5 y 10%. Es bastante a mi parecer, seguro superará a los partidos pequeños, y ese es un problema, parece que de lugar de castigar a los tres grandes, nos vamos a atorar a los pequeños (El Verde-nazi y el Nueva Alianza se lo merecen). Ahí perdemos mucho, el mayor beneficiado del Voto Nulo es (tristemente) él que gane. Sin una ley que le de un significado al Voto nulo no hay mucho que hacer. La Ley basicamente nos obliga a votar por alguien, y eso en mi opinión, esta de la chingada. Leyendo este artículo de La Jornada descubrí que ha habido países que han querido hasta contabilizar a los abstencionistas. Durante estos días he tratado de pensar en una solución, pero ¿qué se podría hacer si elegimos no elegir? Porque si no hacemos algo después de anular el voto, nada pasa. Es una fuerte responsabilidad, tenemos que decir Yo no vote por alguien porque lo que yo quiero es esto y nadie me lo ofrece, entonces, los que ganen, tiene que hacerlo aunque no les guste... Y bueno, esa es una utopía. México es el país del no pasa nada.

Así que el Domingo habrá que pensar bien si queremos idealizar a la democracia mexicana o somos mas pragmaticos... Yo por lo menos todavia no lo decido.

1 comentario:

neomathematiko dijo...

Lo que yo creo es que anular el voto no serviría de mucho y que de hecho es una especie de suicidio. Porque un voto anulado es para fines prácticos como un voto que nunca hubiera existido.
Ante lo cual he pensado dos posibilidades. La primera es, desde mi punto de vista, la que podría traer más satisfacciones pero que también requiere de mayor esfuerzo y se trata de participar más activamente en la política. Lo ideal sería crear una fuerza política que sí nos represente.
La otra posibilidad que pensé es mucho más modesta. La idea que tuve fue votar por un partido diferente dependiendo del tipo de elección que se trate y tratar así de encontrar una combinación en la que haya equilibrio de poder y que eventualmente funcione.